El gobierno de Estados Unidos evalúa ahogar la última fuente de ingresos que queda y sigue disminuyendo en Venezuela: las exportaciones de petróleo crudo.
Desde Argentina, Rex Tillerson, secretario de Estado de Estados Unidos, dijo que su país debatía cómo aumentar la presión sobre el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, para que restaure la Constitución de su país y celebre elecciones libres y justas.
La prohibición de las exportaciones de petróleo o productos derivados del petróleo a Venezuela también estaba sobre la mesa, agregó Tillerson.
Las sanciones petroleras son una de las pocas opciones que el presidente de EU, Donald Trump, tiene para afectar realmente a Nicolás Maduro.
La producción venezolana ha venido cayendo rápidamente desde 2014, pero el país extrajo 1.7 millones de barriles por día en diciembre, según las estimaciones de la industria.
La disminución de la producción de petróleo ha profundizado la miseria de 30 millones de venezolanos que sufren escasez de alimentos y la falta de medicinas básicas. Sancionar las exportaciones de petróleo podría empeorar las cosas.
“La situación se está volviendo muy grave en Venezuela”, dijo Tillerson, quien agregó que el gobierno de Trump sopesaba el efecto de las sanciones sobre el pueblo venezolano y si producirían rápidamente el resultado deseado.
También es una ecuación empresarial compleja. Estados Unidos envía crudo liviano a Venezuela, que tiene crudo pesado. Los dos se mezclan en Venezuela y se envían de regreso a Estados Unidos.
Prohibir las importaciones baratas desde Venezuela obligaría a las refinerías estadounidenses a comprar en otro lugar, y eso podría hacer subir los precios de la gasolina.
“Estamos estudiando cómo mitigar (…) los impactos en los intereses comerciales de EU”, dijo Tillerson, expresidente ejecutivo de Exxon Mobil.
Los analistas dicen que las sanciones petroleras de Estados Unidos podrían paralizar por completo la economía venezolana.
Patrick Gillespie y Claudia Domínguez contribuyeron a este artículo.
Fuente: expansion.mx