Participar o no participar, he allí el dilema. El chavismo con su decisión de celebrar, de manera anticipada, las elecciones presidenciales el próximo 22 de abril, forzó a la oposición venezolana a vivir en una especie de trama shakesperiana, pues durante las últimas semanas se debatió entre intentar desalojar a Nicolás Maduro en las urnas o ni siquiera intentarlo. Al final, esta última opción terminó imponiéndose.
Medidas como la anulación de la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), el principal símbolo del antichavismo; o la ilegalización de los partidos de Henrique Capriles (Primero Justicia) y del encarcelado Leopoldo López (Voluntad Popular) por no acudir a los cuestionados comicios municipales celebrados a finales del año pasado, y el fracaso del diálogo desarrollado en los últimos meses en República Dominicana, debido a la negativa del Gobierno a aceptar las condiciones para garantizar unos comicios medianamente transparentes, pesaron como una losa.
Sin embargo, expertos consultados por El País creen que las situaciones no se pueden comparar y destacan que ahora lo más importante es que el paso fue tomado en consenso.
“El Gobierno venezolano ha colocado a la oposición en los últimos dos años en debates perder-perder, donde la oposición tiene que escoger cuál es la menos mala de las decisiones que va a tomar. Lo peor para la oposición era tener una posición no unitaria, es decir, que unos partidos fuesen a la elección y otros no. Costó muchísimo tener una postura unitaria. Eso parece ahora la posición menos mala a la luz del rechazo de la comunidad internacional a la elección y la ausencia casi absoluta de cualquier condición que haga suponer que cualquier candidato opositor pueda ganarla”, afirmó el periodista especializado en temas electorales Eugenio Martínez.
En similares términos se pronunció la directora de la consultora DataStrategia, Carmen Beatriz Fernández, quien afirmó que “ninguna decisión que tomase la Mesa de la Unidad iba a ser óptima pero, vistas las posibilidades, creo que la decisión fue medianamente buena porque el peor de los escenarios era que la unidad se escindiera, implosionara y algunos participaran y otros no”.
No obstante, Fernández, profesora de la Universidad de Navarra (España), lamentó que la oposición haya optado por la abstención. “Esto no será una elección, no hay la más mínima posibilidad de un juego equilibrado y competitivo, en esas condiciones no era posible que ningún candidato distinto al oficialista ganara. Sin embargo, creo que era una oportunidad para que se planteara una visión, una posición mediante una candidatura simbólica”, explicó.
Difícil, pero no imposible
La inhabilidad de Capriles y de López, aunado a los traslados inconsultos de más de 700.000 electores desde zonas donde ganaba la oposición a otras donde el chavismo es fuerte, y la negativa de las autoridades a permitir que la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea observasen el desarrollo de los comicios fueron otros elementos que terminaron haciendo que la MUD tirara la toalla antes de tiempo.
“Estamos en un momento donde el 80 % rechaza la gestión de Maduro, 70% quiere un cambio de Gobierno y casi el 70 % avala las sanciones internacionales individuales a funcionarios chavistas. Con este escenario, es difícil que un candidato opositor no pueda ganar una elección, pero el problema no es si existe o no la probabilidad sino cómo evitas que el chavismo se robe la elección y en este momento no hay cómo evitarlo o, peor aún, probando el fraude, como ocurrió en el estado Bolívar, eso no conducirá a ningún cambio político”, agregó Martínez.
En los comicios regionales de octubre Andrés Velásquez, candidato opositor a la Gobernación del sureño estado Bolívar, fronterizo con Brasil, denunció vicios en los comicios y con copias de las actas de votación en mano mostró como sufragios suyos fueron adjudicados a su rival oficialista. Casi cinco meses después sus reclamos no han sido respondidos por el cuestionado Consejo Nacional Electoral.
Pese a este difícil panorama, hay quienes creen que la decisión de la MUD no es la más correcta. Uno de ellos es el exdirector del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Central de Venezuela, Luis Salamanca, quien afirmó que el liderazgo opositor carece de la visión histórica que tenía el líder británico Winston Churchill.
“Aquí faltó el coraje que tuvo Churchill cuando tuvo que decidir si negociaba con (el dictador alemán Adolfo) Hitler o si lo enfrentaba. Aquí faltó ese coraje. A pesar de las condiciones desventajosas y de la manera sucia como ha venido actuando el Gobierno, una candidatura unitaria y un proyecto común podían entusiasmar a esa mayoría de más del 80 % que rechaza al actual Gobierno y que quiere un cambio, pero no hubo el coraje de salir a la calle y enfrentar a quienes sostienen que participar en una elección legitima al Gobierno. Faltó la dirección política. La oposición enfocó sus esfuerzos en las negociaciones de República Dominicana, subordinaron la elección al resultado de las negociaciones y se les pasó el tiempo y, mientras, la opinión pública se irritaba más por las condiciones electorales”, lamentó el politólogo al recordar que la victoria opositora en las parlamentarias de 2015 se consiguió también bajo unas condiciones desventajosas, aunque reconoció que las actuales son peores.
Salamanca se mostró preocupado por lo que ocurrirá el 23 de abril, pues cree que la oposición no tiene claro cuál será su agenda posterior. “¿Qué viene después del 22? ¿Cuál será el mensaje al país? ¿Cómo se evitará que esa abstención se convierta en una depresión colectiva? Hay que tener claro que Maduro ganará y no se irá porque la oposición no haya participado”.
Oscuro panorama
Martínez, por su parte, cree correcta la decisión de la MUD de buscar construir un frente con empresarios, Iglesia, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil, para presionar por unas presidenciales con garantías mínimas en diciembre. No obstante, advirtió que la oposición corre el mismo riesgo de terminar como la cubana.
“Cada vez más la oposición venezolana se parece a la cubana: está detenida o en el exilio. De prosperar la propuesta para celebrar otras elecciones parlamentarias, seguramente los pocos liderazgos que quedan serán encarcelados o tendrán que salir del país para evitarlo, lo que hace previsible que en el futuro inmediato el país se quede sin oposición formal”, auguró.
Pronósticos igual de malos ofreció Salamanca: “Ahora viene una lucha que no tiene vía electoral. Las elecciones de aquí para adelante van a ser todas así, sin condiciones democráticas ni constitucionales. Ni que fueran locos en el Gobierno”.
Nicolás Maduro es el presidente de Venezuela desde el 19 de abril de 2013, año en que murió de cáncer el comandante de la revolución bolivariana, Hugo Chávez.
Piden intervención
El exalcalde de Caracas Antonio Ledezma reclama una “intervención humanitaria” de la comunidad internacional para derrocar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro.
“La comunidad internacional debe venir al rescate de este país que ha sido tomado como rehén por una narcodictadura. Las sanciones le han abierto los ojos al mundo sobre la realidad de Venezuela. Creo que hay que endurecerlas”, dijo para el diario francés Le Figaro.
Ledezma, que fue entrevistado al margen de su participación en un encuentro anual sobre derechos humanos en Ginebra, subrayó que “cuando un régimen aplica una política de represión, sistemática y de gran envergadura, el principio de autodeterminación debe ceder el lugar a una intervención humanitaria”.
El exalcalde, que huyó de su país en noviembre, destacó que le corresponde a la ONU decidir cómo debe hacerse.
“La solución pasa por el derrocamiento de Maduro y la puesta en marcha de un gobierno legítimo y democrático”, añadió Ledezma.
El diputado opositor Julio Borges dijo que el expresidente del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero “se quemó como mediador” y desequilibró la balanza hacia el lado del chavismo.
Según Borges, un facilitador debe “equilibrar las posiciones y actuar como una balanza”, pero el expresidente Zapatero hizo todo lo contrario como líder del equipo mediador.
Fuente: elpais.com.co