Sida, tuberculosis, desnutrición y muerte en las cárceles de Venezuela

Iris Varela, funcionaria del más alto rango en política penitenciaria en Venezuela destaca, con estruendosa propaganda, las bondades del sistema correccional del país como ejemplo a seguir por otras naciones. A su criterio es “ el mejor sistema carcelario del mundo”.

Las correccionales venezolanas luego de 18 años de gobiernos autocráticos son un depósito de seres humanos.

De acuerdo con los especialistas en materia criminal, las últimas instalaciones adaptadas o construidas con fines carcelarios en Venezuela no han sido utilizadas con objetivos preventivos profesionalmente asistidos.

Por el contrario, mediante procedimientos de castigos violatorios de los derechos humanos del ciudadano pretenden conseguir efectos políticos y es en la represión la mayor inversión de recursos.

Una autoridad que prodigue ser demócrata, desde principios de siglo a la fecha ha debido eliminar el hacinamiento en los centros de reclusión, índice que año tras año aumenta batiendo su propio récord para ubicarse en el 190 por ciento de sus capacidades instaladas, conforme reporta el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP).

Del gobierno solo conocemos su criterio conductor cuando acontecen accidentes y hechos de violencia, para desmentir responsabilidad en los acontecimientos. Luego de exposición pública vuelven a sumarse en un silencio cómplice de las violaciones que a diario se cometen, sin corrección alguna definitiva en los planes de gobierno.

La Defensoría del Pueblo indica la existencia de 22,759 personas detenidas preventivamente en comisarías, las cuales carecen de condiciones higiénicas para su permanencia.

Conforme expresan las reseñas de 2016, la población en resguardo era de 54,738. De estos, 30,214 corresponden a procesados y 10,293 purgan penas.

La diferencia numérica está en quienes están bajo regímenes especiales u otras consideraciones de ley.

Al referirnos a las edades, el 70 por ciento tienen entre 18 y 30 años; el 20 por ciento tienen entre 30 y 40 años; el 9 por ciento entre 40 y 50 años, y el 1 por ciento entre 50 y 70 años.

El 90 por ciento de procesados o sentenciados son hombres.

Los extranjeros ocupan el 38 por ciento de la población en referencia y son los más olvidados. Ellos han enviado cartas el conocimiento general acusando procesos de aislamiento indebidos y ausencia de visitas familiares o allegados.

Las comisarías reciben entre vigilados e indiciados que no pueden ser trasladados por incapacidad de las instalaciones de albergue judicial más de 25,000 privados de libertad.

Durante el período anterior se llevaron a cabo cinco motines de consideración. Cada uno de estos era un grado de escalada en materia de terror que presagiaban males terribles como en efecto aconteció.

En casi la totalidad de cautiverios y jefaturas policiales se observa la ausencia de equipos para prevención y extinción de incendios, y de rutas de escape en casos de siniestros.

Tales fallas en la Comandancia General de la Policía del estado de Carabobo, en el centro norte venezolano, impidieron apagar el incendio de colchones y otros enseres que causó la muerte por asfixia o incineración de 82 procesados, entre ellos 11 mujeres. Antes de iniciarse el siniestro, los penados protestaban por el hacinamiento inhumano. De igual manera, reprochaban la ausencia de alimentos, artículos de higiene personal, salubridad, constante violación de los derechos humanos y falta de traslados ante los jueces que llevan sus causas.

Los expertos consideran que este siniestro es el de mayor gravedad en centros de reclusión venezolanos.

Humberto Prado, director del OVP, apunta que en 2017 se observó un incremento del 30 por ciento de la violencia carcelaria donde males como el sida, tuberculosis, desnutrición por ausencia programada de alimentos, entre otras enfermedades, son causa de muerte.

Los venezolanos observan con espanto, antes del aterrador acontecimiento de Carabobo, que en los primeros meses de 2018 en el sistema penitenciario hubo 26 muertos, 10 heridos, 1,016 presos en huelga de hambre, 74 en huelga de sangre y 90 reclusos fugados.

Por los quemados, asfixiados y heridos de Carabobo, militemos todos los días, sin descanso, por la salida del poder del tirano Nicolás Maduro.

Fuente: elnuevoherald.com