La carta que publicaron los héroes de la selección nacional sub-20, subcampeones en el Mundial de Corea del Sur 2017, en la
que reclamaban a la Federación Venezolana de Fútbol el impago por los premios, tuvo una respuesta secreta, impublicable, en la que se amenaza a los firmante de la misiva con suspensión de cinco años.
El pasado 30 de abril, 18 integrantes del combinado Sub-20 que cumplió la mayor hazaña en la historia del fútbol nacional al avanzar hasta la inédita final del campeonato mundial de Corea del Sur, hicieron público un comunicado dirigido al Director de Finanzas y actual presidente de la entidad, Jesús Berardinelli.
En esa carta los jugadores reclamaban que pasado tres años del apoteosis y del celebrado segundo lugar que obtuvieron,
luego de caer 1-0 ante Inglaterra, no habían cobrado los premios correspondientes que, como bien señalaban, se ganaron
de manera “lícita, transparente y honrada”, en una clara alusión a los escándalos de corrupción en lo que se han visto involucrados los dirigentes del fútbol, como el expresidente de la FVF, Rafael Esquivel.
La respuesta pública que dio a conocer Berardinelli es que parte de la responsabilidad de que los reclamantes no hubieran
cobrado el monto del premio, era culpa de los propios jugadores, porque no habían abierto una cuenta en el Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela (Bandes), a través del cual recibirían el respectivo depósito de sus premios.
Aseguraba, además, en su defensa, que el dinero había sido depositado por el gobierno nacional en Bandes, pero no se podía movilizar por el bloqueo económico del gobierno de Estados Unidos que pesa sobre las entidades financieras venezolanas.
“Estamos conscientes de que hay ese dinero, pero el mismo no lo hemos podido sacar para cumplirles por las mismas sanciones; sin embargo, puedo decir que, pese al bloqueo al que está sujeto Bandes, FVF reconocerá esa deuda con los jugadores. Buscaremos pagarlo con otros fondos que ingresen por medio del patrocinio” afirmó Berardinelli en un comunicado publicado
en la página web de la FVF.
Rifirrafe secreto
Pero mientras en público Berardinelli mostró una imagen contemporizadora, en la que reconocía la “inquietud” de los jugadores y estaba dispuesto a conseguir el dinero para pagar los premios, en privado echó chispas, a través de una carta confidencial, a la que Líder ha tenido acceso de manera exclusiva.
A Berardinelli lo sacó de sus casillas la afirmación de los jugadores en la que señalaban: “Sabemos, Señor Presidente
que existe un grupo de miembros del equipo, entre ellos dirigentes federativos que sí pudieron cobrar sus honorarios, por lo
que con más razón, el resto de la totalidad de la delegación también tendría que haber recibido la bonificación correspondiente”, un párrafo que el dirigente resaltó especialmente en su respuesta.
Para silenciar el reclamo de los jugadores y evitar que hicieran pública otros comunicados, Berardinelli respondió con una carta repleta de amenazas y en las que le prohibía divulgar el contenido de la carta.
“También se recuerda que esta comunicación está protegida bajo el principio de confidencialidad establecido en el artículo 126 de los Estatutos y 18 del Código de Ética de la FVF”, pontificó.
Sanciones en lugar de pago
En lugar de asegurarle que pagaría las deudas pendientes, como había informado públicamente, los compelía a mostrar pruebas sobre los dirigentes que supuestamente había infringido el Código de Ética. En su respuesta a los jugadores no hay una sola mención al pago.
Todo se reduce a señalarse el cadalso de la Comisión de Ética y las sanciones a la que se exponen por la diatriba en los medios, como se puede leer en la misiva: “En tal sentido, le invitamos a que con base en el artículo 19 del Código de Ética de la Federación Venezolana de Fútbol que establece el deber de denunciar de inmediato cualquier contravención al señalado Código, ya que los Dirigentes Federativos poseen cargos Ad Honoren y el cobro de premios por méritos deportivos está prohibido por nuestras
normas reguladoras”.
No conforme, Berardinelli los intimidó apelando a la sacrosanta ética federativa. “Debemos recordarles que la omisión de este deber podría ser sancionado con el contenido del artículo 25 del Código de Ética que hace referencia a las declaraciones públicas difamatorias sobre la FVF o cualquier otra persona sujeta a la mencionada norma”.
Pues bien, el citado artículo señala entre sus penalidades, además de una multa económica, la “prohibición de ejercer actividades relacionadas con el fútbol durante un período máximo de dos años. En los casos más graves… podría decretarse la
prohibición durante un período de cinco años”.
Ante ese velado castigo, los jugadores de la sub-20 han hecho silencio.
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