Rojas afirmó que los agresores (una mujer y su esposo) la golpearon con un bate, la arañaron, le propinaron puños y patadas, y también utilizaron un arma blanca. “Me cogieron entre los dos, me dieron en la cara, me reventaron la nariz y me halaron el cabello”, contó durante la entrevista.
Según afirmó la mujer, la agresión habría sido motivada por una deuda pendiente entre la dueña de una tienda del sector y dos menores de edad a las que ella conocía. Laura relató que, un día antes del ataque la comerciante la increpó porque las jóvenes (de 16 y 17 años) le debían dinero.
“Yo le dije que me respetara, que no tenía por qué cobrarme a mí, porque esa deuda no era mía”, explicó. Sin embargo, al día siguiente la mujer regresó acompañada de su esposo y otras dos personas. Rojas señaló que todos se encontraban en estado de embriaguez.
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Durante la entrevista, la víctima mencionó que los vecinos fueron capturados por la Policía tras la denuncia de sus familiares, pero recuperaron la libertad al día siguiente. “Ese mismo día los llevaron, pero al otro día los soltaron”, dijo.
La agresión también dejó pérdidas materiales. El puesto de venta donde trabajaba junto a su pareja quedó destruido. “Las planchas se quemaron, el vidrio se rompió y las salsas se derritieron. Todo se dañó”, explicó. Según comentó, el valor del carro, que era su medio de sustento, era de entre $700.000 y $800.000.
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Rojas aseguró que, desde el ataque, no ha podido retomar su trabajo, mientras sus agresores continúan atendiendo con normalidad su establecimiento en el mismo sector. “Nosotros quedamos sin ingresos y con un bebé de un mes. Mi familia nos ha ayudado con comida”, expresó.
La joven manifestó sentirse desprotegida ante la falta de medidas judiciales efectivas. Sostuvo que teme por su seguridad, pues los responsables permanecen cerca de su vivienda y lugar de trabajo. “Yo solo quiero que se haga justicia y que no vuelva a pasar lo mismo con nadie más”, afirmó.
