Los derechos humanos en la lucha contra el narcotráfico

Los derechos humanos en la lucha contra el narcotráfico

Compartir en:

Es esencial que, aunque la lucha contra este fenómeno sea considerada una prioridad, no se sacrifiquen los principios fundamentales de justicia y derechos humanos en el camino hacia su erradicación. Y encima, ¿se han preguntado si todos los asesinados eran narcotraficantes? ¿Qué pasa si no lo eran?
Por Carolina Jaimes Branger
l

@cjaimesb

Estoy absolutamente atónita de la cantidad de personas que aplauden los bombardeos del Gobierno de los Estados Unidos a las lanchas en el Caribe. ¿Son lanchas llenas de drogas y quienes van en ellas son narcotraficantes? Lo más probable es que sea cierto. El narcotráfico representa uno de los retos más significativos para la seguridad y el bienestar en diversas regiones, particularmente en América Latina y el Caribe. Pero en este contexto, las acciones de los gobiernos, como las intervenciones de la Guardia Costera de Estados Unidos en aguas internacionales, han suscitado un intenso debate sobre la legalidad y la ética de tales operaciones, cuyo aspecto central es la no existencia del principio de debido proceso y el derecho a un juicio justo de quienes van a bordo. Aunque el narcotráfico es un delito grave, gravísimo, por el daño que causa, es fundamental recordar que toda persona, independientemente de las acusaciones en su contra, tiene derechos que deben ser respetados. Estos derechos están consagrados en diversas convenciones internacionales y en las constituciones de muchos países, incluido Estados Unidos.

Cuando se lleva a cabo un operativo en aguas internacionales con el objetivo de interceptar embarcaciones sospechosas de narcotráfico, hay que plantearse cómo se manejan los arrestos y los juicios de los individuos involucrados. Si bien la lucha contra el narcotráfico es una prioridad, actuar fuera del marco legal no es otra cosa que una violación de derechos humanos, esos que dicen tanto defender.

La falta de un debido proceso está resultando en críticas por parte de personas y organizaciones que argumentan que -independientemente de los crímenes cometidos- los acusados merecen ser tratados con respeto a sus derechos legales. Las detenciones sin juicio justo son una forma de justicia extrajudicial, que contradice los principios de un estado de derecho.

Este dilema también se complica considerando las dinámicas geopolíticas del narcotráfico y el papel de Estados Unidos en la región. Las operaciones en el Caribe no solo tienen implicaciones para los individuos directamente involucrados, sino que también pueden influir en la percepción internacional de la justicia y la legitimidad del sistema judicial de ese país, que cada vez está más débil.

Hay un enorme desafío: cómo los gobiernos pueden abordar el narcotráfico de manera efectiva y, al mismo tiempo, garantizar que los derechos de todos los individuos sean protegidos. La colaboración con países de la región para mejorar sus sistemas de justicia y promover el respeto a los derechos humanos podría ser un paso constructivo en esta dirección.

Sé que me van a caer encima, pero insisto: la falta de un debido proceso en las operaciones contra narcotraficantes en aguas internacionales plantea un dilema ético y legal. Es esencial que, aunque la lucha contra este fenómeno sea considerada una prioridad, no se sacrifiquen los principios fundamentales de justicia y derechos humanos en el camino hacia su erradicación. Y encima, ¿se han preguntado si todos los asesinados eran narcotraficantes? ¿Qué pasa si no lo eran?

 

Carolina Jaimes Branger
@cjaimesb

 

Noticia Principal

Noticias Relacionadas